Nupcias de la historia II

Muy buenas, lectores

Con la llegada del buen tiempo y la primavera, se nos presenta por delante la temporada de BBC, bodas, bautizos y comuniones. Eventos de gustos diversos, tan amados como detestados, pero que siempre son dignos del recuerdo y de un buen estilismo. Así que por nuestra parte son un sí. Si no recordáis mal, hace un par de meses hice una publicación llamada Nupcias de la historia, donde hablaba de algunos vestidos de novia que me habían resultado llamativos por alguna razón en concreto. 

El día de hoy y con motivo del inicio de esta temporada de eventos, os traigo la segunda parte de esta serie con más moda y más anécdotas.

Las nupcias de Audrey Hepburn

Conviene mencionar que cuando digo nupcias, lo hago en plural específicamente pues la actriz tuvo hasta tres vestidos de novia. La curiosidad es que solo uso dos de ellos y uno ni siquiera parecía un vestido de novia. 

El primero fue un vestido muy común con el estilo sencillo, pero elegante de la actriz. Un vestido de velo largo, falda con algo de volumen, guantes y escote cerrado de la marca Zoe Fontana. Sin embargo nunca llegó a ser usado y se donó a una campesina italiana para el día de su boda.

Para el segundo, Audrey optó por un diseño más especial. Un vestido corto de Pierre Balmain con el que se casó con el actor y director estadounidense Mel Ferrer en 1954. Esta opción fue bastante llamativa debido a que una actriz de renombre que era en ese momento optó por una pieza sencillísima. 

Audrey Hepburn fue un icono nupcial muy poco convencional

Pero si ya se había alejado de los convencionalismos, todo terminaría por dinamitar con su segunda boda y tercer vestido. Esta vez de su diseñador predilecto: Hubert de Givenchy. El vestido en sí era pura tendencia. Minivestido de manga larga y cuello chimenea de color rosa pálido, combinado con medias blancas, bailarinas blancas, guantes y un pañuelo a juego con el que se caso en 1969 con Andrea Dotti. 

La boda de Máxima

De orígenes más bien humildes, en 1999 Máxima Zorreguieta conocería en la Feria de Abril de Sevilla al que años más tarde se convertiría en su marido, el príncipe por aquel entonces Guillermo de Orange. Aunque en principio, costó que se adaptara a su pueblo, hoy es una reina muy querida y a nosotros nos encanta su estilo.

En medio de la expectación de los cientos de personas que abarrotaban la plaza de Dam de la capital holandesa, Máxima Zorreguieta hizo su aparición a las puertas del Palacio Real del brazo de Guillermo ataviada con un espectacular vestido de color blanco marfil. Un diseño que, aunque grande por sus 5 metros de cola, era muy recatado y sencillo, aunque contando con el buen hacer de Valentino era de esperar.

Lolita y la boda show

Este evento quizás no fuese el más destacable en cuanto a moda, pues aunque el vestido de Lolita no tenía nada de malo, tampoco nada de bueno. Sin embargo fue un día que ni ella ni España olvidará. Además de la exposición que tiene un evento de estas características con invitados tan reconocidos como su propia madre. Es cultura popular el suceso por el cual la boda de Lolita y Guillermo Furiase. Las más de 4000 personas que ocuparon la iglesia y no permitieron a los novios casarse tras horas después en un despacho. El enfado de Lola Flores con la frase “Si me queréis, irse” quedará para los anales de la historia de nuestro país.